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Presentaciones efectivas
- Este hombre debe estar bromeando -pensaba Roberto, una analista superior que asistía a la conferencia de su gerente en una cena de la Cámara de Comercio.
Mientras Santiago hablaba, Roberto se esforzaba por oír sus palabras, que eran pronunciadas en una voz de volumen muy bajo. - Me gustaría que levantara la vista para mirar a la audiencia al menos de vez en cuando -pensaba Roberto-, y que pareciera algo más interesado en lo que dice. Se limita a leer ese tonto discurso como si nunca lo hubiese visto antes. En ese mismo instante se dejó oír un ruido repentino, fuerte y profundo: el presidente de una cadena local de restaurantes comenzaba a roncar, con la cabeza caída hacia atrás. Tres personas en un extremo del salón se enfrascaban en una conversación personal. Y otras dos situadas al frente se ponían de pie y se marchaban. - Que embarazoso para Santiago -pensó Roberto-, y qué humillación para nuestra compañía. En ese punto las palabras de Santiago alegraron a Roberto y causaron un suspiro de alivio para las personas de negocios presentes. - Bueno, creo que ya me se terminó el tiempo -decía Santiago a su audiencia-. En realidad, creo que ya me pasé de mi tiempo asignado de 20 minutos. Me gustaría ahora cederle el micrófono otra vez a Susana. Después de estas observaciones finales, Susana, la funcionaria de la Cámara, se puso de pie y agradeció a Santiago sus palabras. - Había pensado que tendríamos una sesión de preguntas y respuestas con Santiago -agregó ella-. Pero se nos ha terminado el tiempo.
Santiago dio por entendido que dar una charla frente a un grupo era sólo leer en voz alta. Después de aceptar hablar en la junta hace dos meses, hizo que un integrante del grupo financiero escribiera el discurso. El día antes de la presentación, recibió el manuscrito. Como confiaba en que iba a ser un buen trabajo, pensó que era innecesario revisar el discurso en cuanto a su contenido y exactitud. Como resultado, él no podía comunicarse con sentimiento y comprensión dado que no estaba familiarizado con el contenido de la alocución. Cuando Santiago le pidió a Roberto que asistiera a la junta, Roberto le agradeció a su gerente la oportunidad que se le ofrecía para servir como una audiencia de prueba para un ensayo y crítica del discurso. Pero Santiago se negó, alegando que tal práctica no era necesaria.
La presentación de un discurso es un vehículo importante para crear una imagen favorable y una visibilidad positiva para el gerente, el departamento o la compañía. Al fin de garantizar el éxito de sus presentaciones , considere las siguientes herramientas de acción:
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Pablo Buol
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